jueves, 30 de octubre de 2014

EN LA POSADA DEL ABADIADO CELEBRAMOS LA NOCHE DE LAS ANIMAS

Dientes afilados, nariz y ojos terroríficos tallados en una calabaza para convertirla en una calavera lumínica con la que asustar a los vecinos por las estrechas y oscuras calles del pueblo. Historias de miedo para pasar una velada en torno a una hoguera. Estas tradiciones no han llegado desde el otro lado del Atlántico ni están bautizadas como Halloween. Son autóctonas, del Alto Aragón

Y es que solo la gente más mayor de la zona se acuerda de la costumbre de juntarse la víspera de Todos los Santos para la castañada, a 'fé la charradeta', contar historias de cementerios, de brujas, apariciones... También se hacían agujeros a las calabazas y les ponían dentro una vela o hacían sonar las campanas horas y horas, todo para ahuyentar a los malos espíritus, o se hacían bromas como la de ver quien se atrevía a ir a clavar un clavo en la puerta del cementerio.


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